traiguen_en aquellos tiempos


1880-1920…

la vida en Traiguén

 

texto comunicado por Alberto COMPAGNON QUINTANA

 

Crecimiento económico de Traiguén

 

En la década de 1880 el crecimiento del poblado fue muy rápido, ayudado por los avances tecnológicos como el telégrafo, el ferrocarril que lo unía a Chile central, seguido a continuación por el ferrocarril eléctrico que unía la estación de ferrocarriles con el molino transportando productos y personas, instalado en 1901, y prontamente, por una red de alumbrado eléctrico y otra de agua potable.

 

En 1885 la comuna de Traiguén tenía aproximadamente 12 500 habitantes, que en 1895 habían subido a 15 500 en el área urbana y 17 000 en 1920. Posteriormente creció lentamente a un máximo de 21 000 en 1960 y posteriormente ha decrecido a los aproximadamente 19 000 a principios del siglo XXI.

 

En palabras del ingeniero belga Gustave Verniory, en abril de 1889 se decía de Traiguén:

"es una hermosa ciudad de 7 u 8 mil habitantes, construida enteramente de madera, pero con almacenes y casas de buena apariencia. La plaza de armas es un hermoso paseo, con sus jardines floridos y una bella fuente al centro rodeada de árboles".

Gustave Verniory, Diez años en la Araucanía

 

El molino de trigo de José Bunster, además de dar movimiento económico a la ciudad comprando a los agricultores sus productos, dando trabajo y movimiento a la ciudad, instalo un pequeño tren eléctrico que iba desde la estación de ferrocarril hasta el molino. En la hora de llegada y salida de trenes hacía un servicio público de transporte urbano de personas, con varias detenciones dentro de la ciudad.

 

En mayo de 1904 se inició el adoquinado de las calles de la ciudad, que, como indica el contrato, considera "adoquinar con piedra de granito de primera clase, poner soleras de piedra y asfaltar las veredas con composición de alquitrán y brea sobrecaliente, a cuatro cuadras de la calle Santa Cruz". Estos adoquines se conservan hasta la actualidad y se consideran un patrimonio de la ciudad.

 

A principio de la década de 1910 llegaron los primeros automóviles. Según noticias en periódicos locales, en 1919 hubo una carrera entre Traiguén-Victoria y la Hacienda María Ester a la cual se inscribieron 25 vehículos, completando el recorrido diez de ellos.

 

 

En 1905, el Anuario Prado Martínez, informaba sobre Traiguén: "Existen 31 almacenes de abarrotes y menestras, 12 herrerías, 11 zapaterías, 10 hornos de tejas y ladrillos, ocho tiendas de abarrotes y loza, igual número de carnicerías, siete tiendas de género y mercaderías surtidas, cinco molinos, y bodegas de frutos del país, cuatro mueblerías, cuatro panaderías, tres baratillos, tres depósitos de cerveza, tres peluquerías, tres relojerías-joyerías, dos talabarterías, dos tiendas de floristas, dos imprentas tipográficas, una cigarrería, una curtiduría, una mercería y una cristalería".

 

La guía de profesionales con despacho en la ciudad incluía seis abogados, cuatro médicos, tres boticarios (farmacéuticos), dos dentistas y un martillero público. Había 180 bodegas de vinos y licores (sic) y las cantinas eran 74.

 

Hacia 1920 ya había cinco molinos, dos fábricas de muebles, una fábrica de greda cocida (tejas y ladrillos), una de baldes galvanizados, una curtiembre y una fundición de hierro.

 

En febrero de 1887 apareció el primer periódico local, El Traiguén. Lo siguieron posteriormente otros periódicos y revistas que incluían noticias locales, chismes, avisos comerciales y artículos de utilidad, literarios o comentarios políticos. El último periódico impreso, El Colono, desapareció en 1988.

 

Esparcimiento

 

El primer espacio orientado a la presentación de espectáculos fue la bodega del Hotel La Campana. Un periódico local publicaba en noviembre de 1890 una reseña de la presentación de una compañía de zarzuelas la noche anterior, con una concurrencia "crecida". Algunos años más tarde un aviso publicitario informaba que en dicho lugar se llevaban a cabo presentaciones de teatro y biógrafo (cine) automático.

 

Durante esos primeros años hubo una diversidad de oferta programática con música en vivo, proyección de películas, presentación de zarzuelas, shows de magia y veladas deportivas. En décadas posteriores se agregó ópera, teatro, conferencias políticas y otras actividades culturales.

 

El costo de una entrada variaba entre $0,5 y $1,5. Cabe considerar que el salario diario de un obrero, en esa época y lugar, era del orden de $2,0 diario lo que lo hacía alcanzable a diversos niveles socioeconómicos.

 

El deporte era muy popular a principios de siglo. Se formaron muchos clubes deportivos, que incluían fundamentalmente fútbol. Además se practicaba boxeo y ciclismo. El deporte se consideraba una actividad ligada a

la buena salud y también un espectáculo masivo.

 

El futbol, deporte muy popular, se destacaba por su masividad, popularidad y transversalidad social que incluía a autoridades locales y provinciales, vecinos de a pie y en automóvil, junto a presencia femenina. Los encuentros eran verdaderas fiestas y las canchas se convertían cada fin de semana en un lugar de encuentro y entretención.

 

Un crisol de personas de diferente origen

 

Hacia 1895 la comuna de Traiguén tenía una población aproximada de 21 300 habitantes y la ciudad aproximadamente 15 350.

 

De esta población, aproximadamente 15 800 habían nacido en Chile (descendientes de españoles y otros orígenes fundamentalmente), 4 000 eran mapuches y 1 500 extranjeros llegados recientemente.

 

Los orígenes de los extranjeros se dividían en 460 de Francia, 380 de Suiza, 319 de Alemania, 151 de Gran Bretaña, 116 de España y el resto de diversos países de Europa.

 

Muchos de estos colonos llegaron a través de programas gubernamentales de inmigración, que buscaban atraer a inmigrantes europeos a Chile para poblar y desarrollar sus regiones. Otros llegaron por su cuenta, motivados por la aventura y la posibilidad de comenzar una nueva vida en un lugar desconocido.

 

El clima de La Araucanía era de estaciones marcadas, caluroso en verano sin ir a extremos y con inviernos fríos y lluviosos. En palabras de Gustave Verniory:

 

El Temporal norte sopla a menudo tempestuosamente, llueve a torrente, los caminos son abominables, la pasada de los ríos es, con frecuencia, peligrosa. No hace mucho frío, el termómetro nunca baja de los 10°C sobre cero, pero la humedad constante de la atmósfera nos hiela. Es necesario vestirse aquí en invierno tan abrigadamente como en nuestro país.

Estamos al fin del invierno, hace tres meses que llueve, así que los caminos están intransitables. En algunos puntos los caballos se hunden hasta el vientre, y como no se sabe que hay bajo el barro, es arriesgado caerse.

 

La convivencia entre los habitantes de diversos orígenes en la ciudad de Traiguén siempre fue razonable. Los principales conflictos y delitos ocurrían en los caminos rurales o en los campos.

 

Los primeros colonos europeos de Traiguén tuvieron conflictos con los pobladores originarios de la zona, principalmente con los mapuches, un grupo indígena que habitaba la región desde hace siglos. Estos conflictos se debieron a la disputa por el control y uso de la tierra, así como a la imposición de la cultura y de las costumbres europeas sobre la cultura mapuche.

 

También hubo conflictos entre los colonos de diferentes orígenes en los primeros años de Traiguén. Al ser una comunidad formada por inmigrantes de diferentes países europeos, cada uno con su propia cultura, idioma y tradiciones, existían diferencias y desafíos en la convivencia. Sin embargo, estos conflictos se fueron resolviendo con el tiempo, y los colonos lograron trabajar juntos y superar sus diferencias para construir una comunidad unida y próspera. Con el tiempo, la ciudad se convirtió en un lugar donde coexistían y convivían diferentes culturas e identidades, lo que ha contribuido a su riqueza y diversidad cultural.

 

Traiguén, como otros ciudades y pueblos de La Frontera, era una torre de babel. En sus calles se mezclaba el idioma español, con su característico acento chileno, con mapudungun, francés, alemán, italiano, inglés y otras lenguas europeas. Sin embargo, el número de extranjeros era de solo aproximadamente 10 %.

 

Para 1889 y después de algunos años de la llegada de los colonos franceses y suizos (Septiembre de 1883-1886), algunos de ellos decidieron educar a sus hijos con instructores e institutrices en residencias particulares. Luego, un grupo de franceses deseosos de mantener vínculos con la madre patria, inició gestiones para la creación de una escuela.

 

De esta forma, un grupo de colonos y amigos francófonos, franceses y suizos, acordó formar una sociedad que tendría a su cargo una escuela francesa, la Sociedad de l’"École de l’Alliance Francaise". A partir del año 1892 la escuela se encontraba funcionando, por lo que la fecha de su creación es el 21 de agosto de 1891. Su nombre hoy es: Colegio Luis Pasteur.

 

En el período 1928-1929 la presidencia de la corporación le correspondió a Jules Louis Mathey Sel, quien era tío abuelo de mi padre.


2023 04

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 Croissance économique de Traiguén

 

Dans la décennie de 1880, la croissance de la ville a été très rapide, aidée par des avancées technologiques telles que le télégraphe, le chemin de fer qui la reliait au centre du Chili, puis telles que le chemin de fer électrique qui reliait la gare au moulin, transportant marchandises et personnes, installé en 1901, puis, très rapidement un réseau d'éclairage électrique et un autre d'eau potable.

 

En 1885, la commune de Traiguén comptait avec environ 12 500 habitants, chiffre qui, en 1895, était passé à 15 500 dans l’aire urbaine et à 17 000 en 1920. Elle s'est ensuite développée lentement pour atteindre un maximum de 21 000 habitants en 1960 et a ensuite diminué jusqu'à environ

19 000 au début du 21ème siècle.

 

L'ingénieur belge Gustave Verniory disait de Traiguen, en avril 1889 :

"c'est une belle ville de 7 ou 8 mille habitants, entièrement construite en bois, mais avec des magasins et des maisons de bonne apparence. La place principale est une belle promenade, avec ses jardins fleuris et une belle fontaine au centre entourée d'arbres".

Gustave Verniory, Dix ans en Araucanie

 

Le moulin à blé de José Bunster, au delà de favoriser le développement économique de la ville en achetant les produits des agriculteurs, fournissant ainsi du travail et créant de l’activité, a installé un petit train électrique qui allait de la gare au moulin. A l’arrivée des trains, il assurait un service de transport urbain des personnes, avec plusieurs arrêts en ville.

 

En mai 1904, débute le pavage des rues de la ville qui, comme l'indique le contrat, prévoit "le pavage en pierre de granit de première qualité, la pose de pavés en pierre et l’asphaltage des trottoirs avec une composition de goudron et de brai surchauffé, à quatre pâtés de maisons de la rue Santa Cruz". Ces pavés existent encore à ce jour et sont considérés comme un patrimoine de la ville.

 

Les premières automobiles sont arrivées au début des années 1910. Selon les journaux locaux, il y a eu, en 1919, une course entre Traiguén-Victoria et l'Hacienda María Ester à laquelle ont été enregistrés 25 véhicules, dix d'entre eux terminant le parcours.

 

 

En 1905, l'Annuaire Prado Martínez rapportait sur Traiguen : "Il y a 31 épiceries, 12 forges, 11 magasins de chaussures, 10 fours à tuiles et à briques, huit magasins de porcelaine, le même nombre de boucheries, sept magasins de tissus et articles divers, cinq moulins, et des dépôts de fruits de pays, quatre magasins de meubles, quatre boulangeries, trois bazars, trois dépôts de bière, trois coiffeurs, trois horlogeries-bijouteries, deux selliers, deux fleuristes, deux imprimeries typographiques, un bureau de tabac, une tannerie, une mercerie et une verrerie”.

 

Le guide des professionnels de la ville indiquait l’existence de six avocats, quatre médecins, trois apothicaires (pharmaciens), deux dentistes et un commissaire-priseur public. Il y avait 180 débits de vins et spiritueux (sic) et 74 bars et restaurants.

 

En 1920, il y avait d’ores-et-déjà cinq moulins, deux usines de meubles, une fabrique de tuiles et de briques, une fabrique de seaux galvanisés, une tannerie et une fonderie.

 

En février 1887, paraît le premier journal local, El Traiguen. Il a ensuite été suivi par d'autres journaux et magazines qui contenaient des nouvelles locales, des potins, des avis commerciaux et des articles littéraires ou politiques. Le dernier journal imprimé, El Colono, a disparu en 1988.

 

Les loisirs

 

Le premier espace dédié à la présentation de spectacles a été le sous-sol de l'Hôtel La Campana. En novembre 1890, un journal local publiait un compte-rendu de la représentation faite la veille par une compagnie de "zarzuelas" (opérette espagnole), auprès d'un public "considérable". Quelques années plus tard, une publicité rapportait que des présentations de théâtre et de biographe automatique (cinéma) avaient lieu à cet endroit.

 

Au cours de ces premières années, il y eu une offre importante en matière de musique d’orchestre, de projection de films, de présentation de zarzuelas, de spectacles de magie et de soirées sportives. Au cours des décennies suivantes, s’ajoutèrent l'opéra, le théâtre, les conférences politiques et autres activités culturelles.

 

Le coût d'un billet variait entre  $0,5 et $1,5. Il convient de noter que le salaire journalier d'un travailleur, à cette époque et à cet endroit, était de l'ordre de $2,0 par jour, ce qui le mettait à la portée de divers niveaux socio-économiques.

Le sport était très populaire en ce début de siècle. De nombreux clubs sportifs se sont formés, incluant principalement le football. On pratiquait en outre la boxe et le cyclisme. Le sport était considéré comme une activité liée à la bonne santé, et aussi comme un spectacle de masse.

 

Le football, sport très populaire, s'est démarqué par son aspect de masse, sa popularité et sa transversalité sociale qui incluait les autorités locales et provinciales, les personnes allant à pied et en voiture, de même que la présence féminine. Les matchs étaient de véritables fêtes et les terrains se convertissaient, chaque fin de semaine, en un lieu de rencontre et de divertissement.

 

Un creuset de personnes d'origines diverses

 

Vers 1895 la commune de Traiguén comptait avec une population d’environ 21 300 habitants et la ville d’environ 15 350.

 

De cette population, environ 15 800 étaient nés au Chili (principalement descendants d'origines espagnole et autres), 4 000 étaient mapuches et 1 500 étrangers récemment arrivés.

 

Les origines des étrangers se répartissaient entre 460 français, 380 suisses, 319 allemands, 151 britanniques, 116 espagnols et le reste de divers pays européens.

 

Beaucoup de ces colons étaient arrivés à travers les programmes d'immigration du gouvernement, qui cherchaient à attirer des immigrants européens au Chili pour peupler et faire progresser ses régions. Le contrat prévoyait un terrain, l'accompagnement la première année et les prêts pour le voyage.

 

D'autres sont arrivés seuls, motivés par l'aventure et la possibilité de commencer une nouvelle vie dans un lieu inconnu.

 

Le climat de La Araucanía avait des saisons marquées, chaudes en été sans aller aux extrêmes, et avec des hivers froids et pluvieux. Selon Gustave Verniory :

La Tempête du Nord souffle souvent de façon tempétueuse, il pleut des torrents, les routes sont abominables, le passage des rivières est souvent dangereux. Il ne fait pas très froid, le thermomètre ne descend jamais en dessous de 10 °C au-dessus de zéro, mais l'humidité constante de l'atmosphère nous glace. Il faut s'habiller ici en hiver aussi chaudement que dans notre pays.

Nous sommes à la fin de l'hiver, il pleut depuis trois mois, les routes sont donc impraticables. A certains endroits, les chevaux s'enfoncent jusqu'au ventre, et comme on ne sait pas ce qu'il y a sous la boue, il est risqué de tomber.

 

La coexistence entre les habitants d'origines diverses dans la ville de Traiguén a toujours été raisonnable. Les principaux conflits et crimes avaient lieu sur les chemins ruraux ou dans la campagne.

 

Les premiers colons européens de Traiguén ont eu des conflits avec les premiers habitants de la zone, principalement avec les Mapuches, un groupe indigène qui habitait la région depuis des siècles. Ces conflits étaient dus aux divergences relatives au contrôle et à l'utilisation de la terre, ainsi qu'au fait d’imposer la culture et les coutumes européennes à la culture mapuche.

 

 

Il y eut aussi des conflits entre les colons d'origines différentes dans les premières années de Traiguén. Étant une communauté composée d'immigrants de différents pays européens, chacun avec sa propre culture, langue et traditions, il y avait des différences et des défis dans la coexistence. Cependant, ces conflits se résolurent au fil du temps et les colons ont réussi à travailler ensemble et à surmonter leurs différences pour construire une communauté unie et prospère. Au fil du temps, la ville est devenue un lieu où coexistent et vivent ensemble différentes cultures et identités, ce qui a contribué à sa richesse et à sa diversité culturelle.

 

Traiguén, comme d'autres villes et villages de La Frontera, était une tour de babel. Dans ses rues, la langue espagnole se mêlait, avec son accent chilien caractéristique, au mapudungun, au français, à l'allemand, à l'italien, à l'anglais et à d'autres langues européennes. Cependant, le nombre d'étrangers n'était que d'environ 10%.

 

Vers 1889 et quelques années après l'arrivée des colons français et suisses (septembre 1883-1886), certains d'entre eux décidèrent de faire scolariser leurs enfants avec des instructeurs et des gouvernantes dans leurs résidences privées. Plus tard, un groupe de français désireux de maintenir des liens avec la mère patrie effectua des démarches pour créer une école. De cette façon, un groupe de colons et d'amis parlant français, français et suisses, ont décidé de créer une société qui aurait à sa charge une école française, "l'École de l'Alliance Française". À partir de l'année 1892, l'école fonctionnait, donc la date de sa création est le 21 août 1891. Son nom est aujourd'hui "Colegio Luis Pasteur".

 

En 1928-1929, la présidence de la Corporation était assumée par Jules Louis Mathey Sel, qui était apparenté à mon père.