valenzuela (garcia)_actualmente


1959-….

desde pequeña, de un lugar a otro…

por Alejandra VALENZUELA TITO

hija de Juan Domingo VALENZUELA GARCIA

y de Zoila del Carmen TITO VALDERRAMA

 

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Bueno, mis palabras son de agradecer a la vida por haber compartido muchos años con mis padres Zoila y Juan, y con mi madrina María, una segunda madre en mi vida.

 

Mi vida transcurrió desde pequeña de un lugar a otro, con cambios de ciudad, lo cual me trajo tristezas de dejar un lugar, pero sumando y restando, enriqueció los caminos de mi vida.

 

Recuerdo con cariño el haber vivido en una de las salitreras de Chile, Pedro de Valdivia, lugar que provoca nostalgia, pequeño pero lleno de alegrías viviendo parte de la historia de un país, donde varios de los hermanos Valenzuela trabajaban y donde conocí a mi abuela Pascuala y familia.

 

Recuerdo la escuela, hummm, y esas ricas galletas con ese jarrito de rica leche, la plaza centro de reunión  donde compartíamos felices con los amiguitos. Ir a comprar a la pulpería, antiguo concepto de un supermercado, ir a nuestro querido peluquero Huguito,

 

¿cómo no recordarlo? Sí, tuve una bella primera niñez.

 

Luego nos trasladamos a Pueblo Hundido que luego pasa a llamarse Diego de Almagro, donde mi padre se traslada por trabajo a la minería, donde nuevamente llegamos a un nuevo lugar y nuevos amigos y encuentro con la familia Tito por  parte de mi madre, y por ende diferentes experiencias; algo que recuerdo es aquella escuela humilde donde convivíamos todos los niños del pueblo, sin diferencias, donde nos divertíamos en ese gran patio de tierra.

 

Una pelota bastaba, jugábamos al skecher, a las naciones; corríamos mucho, caminábamos y volvíamos a nuestra casa sin problemas y muy seguros.

 

¿Cómo no recordar los paseos con mi papi por los cerros? Largas caminatas, llenas de conversaciones, risas, paseos a la piscina y bosques. Siempre nos divertimos mucho y fue siempre una gran compañía, me regalaba diccionarios y muchos libros para leer y aprender siempre.

 

Y con mamá y papá disfrutábamos mucho con el tocadiscos, jajajajaja; tantos discos y música que así como el baile estaban siempre presentes.

 

Luego nos vamos a El Salvador por el trabajo de papá, lindos recuerdos de esa ciudad minera, como decían un gran lugar construído por los gringos, a pesar del desierto con una vegetación bella llena de pinos, con un gran bosque, un lugar cordillerano, donde también conocí la nieve en el invierno; y nuevamente el reencuentro con más familia Tito, con la cual compartimos lindos momentos entre primos. Cuantas celebraciones. Disfruté de las fiestas patrias donde no faltaron lindos pie de cueca. Comienza el tiempo de mi adolescencia donde disfruté mi baile de octavo básico con una gran fiesta del Colegio.

 

Y ya el año 82 nos vamos a Antofagasta donde, ya Lola, comienza mi vida; un nuevo colegio, una ciudad gigante, jajajaja, pero cada lugar donde viví fue especial. En Antofagasta crecí aún más, estudié en la Universidad, e hice mi nueva vida con los amigos, y, lo más importante, formé mi familia junto a Guillermo, un gran hombre, y mis tres hermosos hijos Paolo, Franco y Luciano, éste es el proyecto más lindo que armé después de todas las experiencias y cambios en la vida; mi padre me decía, hijita, siempre quisiste una gran familia y por lo menos con tres hijos, jajajaja…

 

 

 Me contó que siempre quise ser madre. La familia que formamos con mi esposo fue el gran motor de la vida.

 

Cuantas anécdotas!

 

Quiero recordar a mi madrina una chistosina que adicionó a mi vida risas, muchas  alegrías y mucho mucho mucho regaloneo; regaloneo que se extendió a mis hijos a los cuales amó mas allá del universo.

 

Y a mi madre agradecerle toda su dedicación a su única hija, sus cuidados; era una viejita difícil pero ser madre no es fácil para ninguna; además llegué como un milagro, pero a la mamá le agradezco esa gran fe que me inculcó, el ser honesto siempre y la enseñanza de sentirme orgullosa de mi núcleo familiar y de siempre resguardarlo y cuidar a mi familia.

 

Mi vida es un camino donde aprendí de cada lugar, y de cada persona que estuvo en mi camino, y  también hubo un gran reencuentro con mi familia Valenzuela; la sangre, como dicen, siempre está; conocer la ciudad de mi padre Salamanca agregó más amor de familia a mi vida, y agradezco a la vida y a mis padres y madrina.

 

 

La familia pilar de la vida.


2022 10 05